Hipotiroidismo en Caninos
La glándula tiroides es el órgano endocrino más grande del cuerpo. Produce tiroxina (T4 ) y triyodotironina (T3 ), hormonas que regulan la tasa metabólica, la tasa de crecimiento y la función de muchos otros sistemas del organismo. El hipertiroidismo y el hipotiroidismo son las endocrinopatías más frecuentes en los pacientes geriátricos felinos y caninos respectivamente. La aparición de una enfermedad tiroidea suele ser insidiosa en los animales de edad avanzada, ya que se instaura a lo largo de meses o incluso años. Los trastornos tiroideos suelen presentar una buena respuesta al tratamiento y un buen pronóstico, por lo que es importante que el veterinario conozca sus signos clínicos más frecuentes y sus manifestaciones menos comunes y que realice análisis de detección de manera rutinaria en aquellos pacientes en los que existe una sospecha o riesgo de enfermedad tiroidea. Además, la enfermedad tiroidea, en especial el hipertiroidismo, puede tener implicaciones en los procesos anestésicos, por lo que la determinación del estado de la tiroides antes de cualquier anestesia suele ser importante para el bienestar del paciente. (1)
El hipotiroidismo se define como la falta de secreción o de
acción hormonal por la glándula tiroides.
El cuadro clínico es muy variable y casi cualquier sistema corporal
puede estar afectado. Aunque el hipotiroidismo es raramente un
diagnóstico de emergencia, sí que es importante sospechar de
esta enfermedad cuando estamos frente a síndromes asociados
a una insuficiencia tiroidea, ya que puede ser la causa de anormalidades
hematológicas, infecciones recurrentes, trastornos musculoesqueléticos
y anormalidades reproductoras y gastro-intestinales.
Además, debe prestarse especial atención al diagnóstico preciso
de esta enfermedad ya que existen enfermedades que afectan a
los resultados de los tests laboratoriales. (2)
Etiología
En el 95% de los casos, se trata de una afección primaria, generalmente provocada por una tiroiditis linfocitaria o por atrofia idiopática y, de forma ocasional, por neoplasias tiroideas.
La tiroiditis linfocitaria es una alteración inmunomediada, cuyos factores desencadenantes
no están aún suficientemente definidos. Se caracteriza por una infiltración
difusa de linfocitos, células plasmáticas y macrófagos en la glándula tiroides.
La atrofia idiopática de la glándula tiroides, por su parte, es un desorden
degenerativo primario, caracterizado por la pérdida del parénquima tiroideo, el cual
es reemplazado por tejido adiposo.
El hipotiroidismo secundario a la hiposecreción de TSH es muy poco frecuente,
pudiendo ocurrir, de forma natural, por traumatismos o neoplasias en la hipófisis o
bien ser consecutivo a un uso prolongado de glucocorticoides. La hiposecreción de
TSH provoca atrofia del tejido tiroideo y, consecuentemente, reducción de la síntesis
de hormonas tiroideas. (2)
Signos Clínicos
Hay una variedad de signos clínicos, sin ser ellos individualmente, patognomónicos de la enfermedad.
Entre ellos están, según estudio comentado por Wendy C. Brooks (3):
* El 88% de los pacientes tiene algún tipo de anomalía en la piel
* El 40% tiene caída de pelo (a menudo se inicia en la cola y origina una apariencia de cola de rata o aparece una zona calva alrededor del cuello).
* El 22% tiene infección en la piel (con frecuencia los perros tienen escamas y mal olor debido a un pelaje excesivamente grasoso).
* El 14% tiene pelaje quebradizo o seco (en ocasiones los pelos externos se quiebran dejando un pelaje corto y más suave, clásicamente se describe como un “pelaje similar al de un cachorro”).
* El 49% presenta aumento de peso anormal u obesidad.
* El 48% padece de letargia o apatía en el hogar.
* El 36% es anémico (número reducido de glóbulos rojos debido a la lenta producción de glóbulos rojos en la médula ósea). Vale la pena indicar que los niveles elevados de colesterol en la sangre también son considerados un hallazgo común de hipotiroidismo.
Un hallazgo clásico en los perros con hipotiroidismo es el engrosamiento de algunos tejidos, especialmente de la cara y la cabeza. La piel en particular se hace más gruesa, lo cual origina más pliegues en la piel y lo que clásicamente se conoce como expresión trágica. Este engrosamiento se denomina mixedema y también puede ocurrir en algunos otros tejidos (como los nervios faciales – véase más adelante).
Adicionalmente, la misma autora, describe la siguiente signología:
Signos cardiovasculares
El hipotiroidismo interfiere con las fibras eléctricas que mantienen los conductos del corazón. Estas fibras electroquímicas normalmente estimulan las contracciones rítmicas del corazón. Hasta un 26% de perros con hipotiroidismo presenta ritmos anormales o ritmos cardíacos lentos; sin embargo, aún no queda clara la importancia de este hecho en el estilo de vida. Muchos especialistas piensan que deben indicar una dosis menor de suplemento para la tiroides en pacientes con enfermedad cardíaca evidente.
Signos neurológicos
Según los estudios en perros con hipotiroidismo confirmado, sólo el 2 y 4% tiene problemas con los nervios. Se informó la existencia de diversos síndromes.
* Polineuropatía – Con hipotiroidismo, los nervios simplemente no conducen los impulsos eléctricos de manera normal. Esto puede explicar la debilidad general y apatía en los casos de hipotiroidismo. La respuesta a la terapia de hormona tiroidea es rápida (mejoría dentro de la primera semana de tratamiento).
* Neuropatía focal – Los nervios pueden quedar atrapados a medida que salen del cráneo o de la médula espinal ya que (al igual que otros tejidos) se hinchan con la mixedema. La presión sobre estos nervios puede ocasionar parálisis en músculos faciales y/o inclinación de la cabeza, movimientos extraños de los ojos y trastornos del equilibrio (enfermedad vestibular).
* Sistema nervioso central – Puede presentar conducción eléctrica anormal dentro de los nervios; sin embargo, se ha encontrado enfermedad vascular en perros con hipotiroidismo y signos del sistema nervioso central. Los signos clínicos incluyen ataxia (marcha titubeante), hemiparesia (debilidad en las patas delanteras y traseras en el mismo lado del cuerpo), hipermetría (medición inadecuada de los pasos), inclinación de la cabeza, anomalías del nervio craneal. Se necesita varios meses de terapia antes de ver una respuesta. El coma mixedematoso en los tejidos del cerebro es una rara posibilidad, pero se sabe que sucede.
Signos oculares
Los cambios oculares no son comunes en los casos de hipotiroidismo, pero los altos niveles de colesterol en la sangre y la grasa circulante en ocasiones pueden originar cambios en los ojos. Cuando estos cambios aparecen, se recomienda a menudo realizar una prueba de tiroides. La distrofia corneal, un cambio anormal en la capa transparente del ojo, es un signo. Este hallazgo usualmente se representa como un pequeño punto blanco (a veces un círculo blanco) en la superficie del ojo. En esta etapa sólo se trata de un problema estético y no interfiere con la visión. En las formas más graves, pueden aparecer burbujas dolorosas en la superficie corneal, lo que lleva a una ulceración. Evidentemente, esta forma requiere tratamiento.
Las condiciones no probadas (pero de antemano sospechosas) que se asocian con el hipotiroidismo son: megaesófago, parálisis de la laringe, infertilidad, y agresión conductual.
Las condiciones no probadas (pero de antemano sospechosas) que se asocian con el hipotiroidismo son: megaesófago, parálisis de la laringe, infertilidad, y agresión conductual.
Enfermedad de von Willebrand
Durante mucho tiempo, se pensó que la enfermedad de von Willebrand, una anomalía hereditaria en la coagulación sanguínea, estaba asociada con el hipotiroidismo (cuando el límite de un perro en niveles de factor de von Willebrand se convierte después en hipotiroidismo, la capacidad de coagulación anormal se hace evidente). Se ha olvidado esta teoría por mucho tiempo, pero parece existir un efecto positivo cuando se trata con hormona tiroidea a un perro que padece de von Willebrand.
Diagnóstico
Como se indicó anteriormente, los signos clínicos de la enfermedad son muy variados, y pueden ser indicadores de otros tipo de patologías. Por lo que, además de la anamnesis y revisión clínica del paciente, deben realizarse pruebas diagnósticas como hematalogía completa y perfil bioquímico. (4)
La mayoría de los pacientes con Hipotiroidismo sufre de anémia, que puede ser normocítica y normocrómica, aunque en algunos casos puede ser microcítica y/o hipocrómica. Su severidad es moderada y el hematocrito generalmente no disminuye de 30%. Adicionalmente, pueden sufrir de una hipercolesterolemia severa, siendo 6 a 8 veces mayor al índice de referencia normal.(4)
Sin embargo, la prueba fundamental para realizar el diagnóstico de la enfermedad son mediciones de las hormonas T3 y T4, siendo
más precisos los valores de T4 que los de T3, puesto que esta
última tiene una localización predominantemente intracelular
y es secretada en reducidas cantidades por el tiroides, en
comparación con la T4. (2)
Si los valores de T4 se encuentran dentro de la normalidad,
se puede afirmar que el animal no es hipotiroideo. Sin
embargo, el hecho de que las concentraciones de T4 en
suero sean bajas no permite afirmar, de forma tajante, el
diagnóstico de hipotiroidismo, pues diversas enfermedades
no tiroideas (insuficiencia renal, diabetes mellitus, hepatitis,
hiperadrenocorticismo) y el tratamiento con ciertos fármacos
(glucocorticoides, furosemida, antiepilépticos, fenilbutazona,
entre otros) provocan bajas concentraciones séricas de
hormona tiroidea.
La confirmación de hipotiroidismo cuando se han detectado
bajas concentraciones séricas de T4 se basa en la prueba de
estimulación provocada con TSH, cuyo protocolo es el que
sigue. (2)
1. Obtención de sangre previamente a la estimulación, para
determinar los valores de T4 basal.
2. Administrar TSH (0,1 UI/Kg.) IV hasta una dosis máxima
de 5 UI/ perro y siempre por encima de la unidad, aunque
el perro tenga un peso inferior a los 10 kg. Se suele utilizar
tirotropina bovina.
3. A las seis horas, valorar los niveles de T4 en suero.
4. En animales normales, el valor de T4 se duplica o, como
mínimo, se sitúa en el extremo inferior del rango normal.
Aquellos animales con valores de T4 post-estimulación
inferior a 1.5 ug/dl se consideran hipotiroideos.
En Venezuela, la obtención de la hormona TSH tiende a ser complejo, por lo que se tienen otro tipo de pruebas que también pueden dar un buen diagnóstico de la enfermedad. Entre ellas:
* EL EXAMEN HISTOLÓGICO DEL TEJIDO TIROIDEO
OBTENIDO POR BIOPSIA, el cual resulta fiable para
diagnosticar hipotiroidismo primario en perros.
* EXAMEN HISTOLÓGICO DE PIEL
Lugar de biopsia: es preferible a partir de áreas antiguas
de lesión en las que exista alopecia marcada y mínima
inflamación. Se deben evitar lesiones asociadas a pioderma
secundaria.
Imagen microscópica: la epidermis y el infundíbulo folicular
aparecen moderadamente hiperplásicos con hiperpigmentación
epidérmica y discreta a moderada hiperqueratosis.
En dermis se aprecia un infiltrado inflamatorio perivascular,
difuso o perianexal de tipo mixto y de intensidad variable
en función de la existencia de pioderma secundaria. La
porción más profunda del folículo piloso aparece atrófica y
normalmente aparece en fase de telogén.
* LA MEDICIÓN DE TIROXINA LIBRE (FT4), que es
la forma no conjugada con las proteínas plasmáticas
y que presenta actividad biológica, también puede
contribuir al diagnóstico. La medición aislada de FT4
en seres humanos, mediante cámara de diálisis, posee
una precisión diagnóstica de casi el 90%, pues refleja de
forma más constante el estado tiroideo. Sin embargo, en
medicina veterinaria, su valoración se lleva a cabo por RIA
y no aporta más datos que la medición de T4 total.
Tratamiento
El tratamiento inicial es L-tiroxina sintética, porque contribuye a la normalización de las concentraciones de T3 y T4. El riesgo de provocar hipertiroidismo iatrogénico es bajo, porque se mantiene la regulación fisiológica de la conversión de T4 a T3. La biodisponibilidad puede variar significativamente según los distintos productos farmacéuticos, por lo que es recomendable utilizar la marca original para iniciar el tratamiento. También es recomendable medir la concentración de T4 total 4 – 8 semanas después de cambiar el tratamiento desde la marca original a un medicamento genérico.7 Con raras excepciones, el tratamiento de sustitución hormonal es necesario para mantener con vida a los pacientes.(5)
Debido a la variabilidad en la absorción de la L-tiroxina y a su vida media plasmática, la frecuencia y la dosis óptima de la suplementación es variable entre los distintos perros. El tratamiento debe ser iniciado con dosis de 0,02 mg/kg cada 12 horas por vía oral y debe ser ajustada de acuerdo a los resultados del monitoreo terapéutico. Con la administración dos veces al día mejora la probabilidad de respuesta al tratamiento en todos los perros. Después de la remisión de los signos clínicos y de la estabilización en las concentraciones plasmáticas de T4 total en los rangos terapéuticos, la mayor parte de los perros pueden ser mantenidos con dosis de 0,02 mg/kg en dosis única diaria.(5)
El más importante indicador de éxito en la terapia es el mejoramiento clínico. La resolución de signos metabólicos, como la letargia y la apatía mental debieran producirse dentro de las 2 semanas desde iniciada la terapia. Otras anormalidades, incluidos los signos dermatológicos, pueden demorar unos 3 meses en resolverse. (5)
1.-http://www.idexx.es/pdf/es_es/smallanimal/education/diagnostic-news/dxnews-112011.pdf
2.- http://www.webveterinaria.com/virbac/news19/hipotiroidismo.pdf
3.- http://www.vetpraxis.net/2010/05/24/hipotiroidismo-en-perros/
4.- http://www.mimmic.net/newsletter-webinar-3/pdf/4.pdf
5.- http://www.vetlab.cl/index.php?option=com_content&view=article&id=48
5.- http://www.vetlab.cl/index.php?option=com_content&view=article&id=48
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